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El ransomware o RaaS es el tipo de ataque digital que más crece dentro de esta categoría. De acuerdo con datos de Threatpost, el 41% de las denuncias realizadas a los ciberseguros en 2020 pertenecía a ciberataques de ransomware y en Estados Unidos según datos del informe de delitos del FBI, las denuncias llegaron a 2.474, un crecimiento superior al 65% comparado con datos del 2018, causando una pérdida de más de 29 millones de dólares.
Vladimir Villa, CEO de Fluid Attacks, explica que el ransomware es un ciberataque basado en la suscripción en la que el usuario solicita un servicio, pero que, “acaba siendo un ‘paquete’ de herramientas de ransomware previamente diseñado para atacar. Hasta hace poco, el número de atacantes con ransomware se limitaba a individuos que tenían conocimiento de cómo entrar en la infraestructura cibernética de la víctima y cifrar su información. Sin embargo, en la actualidad, cualquier individuo que tenga el dinero y las intenciones de cometer este delito puede contratar este tipo de servicio malicioso”.
Este tipo de software malicioso puede llegar a cifrar archivos importantes poniendo en peligro la seguridad tanto de grandes y medianas como de pequeñas empresas.