Noviembre 01 – La industria panificadora, a pesar de encontrarse con algunos obstáculos en el camino, ha sido una de las más dinámicas dentro de la economía nacional. Al cierre de 2015, según un informe de la Cámara de Comercio de Cali, las 10 principales empresas de galletería y productos de panadería de Colombia vendieron 2,4 billones de pesos, un incremento del 9,9% frente a 2014. El camino parece continuar si se compara el PIB de la elaboración de productos de molinería, el cual presentó un incremento del 1,6% en el primer trimestre de 2017, comparado con el mismo periodo de 2016.
El tema de la salud es una de las tendencias sobre las cuales gira el sector panificador. En la actualidad, los panes integrales ganan terreno dado que, al ser elaborados con granos completos, es decir, con cáscara, semilla y saco embrionario, evitan problemas como la presión arterial alta o hipertensión, la diabetes, el cáncer, enfermedades del corazón, altos niveles de colesterol y riesgos de estreñimiento y diverticulósis. De ahí que esté en auge el uso de la harina integral, la harina de avena y la harina de maíz integral para la producción de pan.
El mercado panificador interno es polifacético, derivado de factores culturales. Por ello, algunas regiones presentan un alto nivel de demanda y consumo y otras no tanto. La región cafetera, por ejemplo, incluida Antioquia, tiene una alta tendencia al consumo de la arepa de maíz, lo que hace que tengan un promedio de consumo muy bajo, de aproximadamente 30 kilogramos anuales. Esto contrasta con Cundinamarca, donde es de 82 kilogramos, el Pacífico, 77 kilogramos, y Atlántico, 52 kilogramos. Lo que no dista es el tipo de pan apetecido: aquellos blanditos y en forma de rollos, siendo más demandado el pan fresco, con una participación del 80%, mientras que el empacado se queda con el restante 20%. Este tipo de gustos marcan el posicionamiento tanto local como internacional de las empresas.
Fuente: Euromonitor International
En todo este proceso de auge y desarrollo de la industria panificadora varias instituciones han participado, entre ellas Fenalco y El Sena, que con labores de capacitación en tendencias del sector aportan a la evolución del mismo. La elaboración de pan sin gluten, pan artesanal y pan saludable son el foco de las capacitaciones, dado el alto consumo en algunas regiones del país y a la necesidad de incluirlo dentro de una alimentación balanceada, especialmente para las personas diabéticas. Tal proceso se ha desarrollado con mayor profundidad en las ciudades fronterizas con Venezuela, como Cúcuta, buscando dinamizar las líneas de producción y con ello su comercio, que debido a los problemas sociales del país vecino se ha visto afectado.
En cuanto a la dinámica del comercio internacional, este difiere entre las líneas del sector panificador. En el caso de los productos de molinería: malta, almidón y fécula, estos han presentado incrementos en ambas direcciones. Comparando en todos los casos el primer cuatrimestre del 2017 con el mismo periodo de 2016, las exportaciones de los productos de molinería aumentaron un 72% y las importaciones lo hicieron un 43%. Para el mismo periodo, las exportaciones de preparaciones para pastelería a base de cereal, harina y leche cayeron un 22% y las importaciones lo hicieron un 10%. Cabe destacar que el análisis se realiza sobre los valores y no sobre los volúmenes comercializados. Más allá, se percibe que tal comportamiento se genera por cambios en la demanda y oferta de los grandes intermediarios.