El conocimiento sobre la dependencia que varios países tienen o “tenían” sobre los ingresos derivados por la producción de petróleo, y la reciente crisis que vive el sector, es amplio y fluye de manera continua entre medios de comunicación y personajes de alto reconocimiento. Sin embargo, poco se conoce sobre las características, la clasificación e incluso la misma definición de petróleo. Estos aspectos constituyen el punto a tratar en el presente artículo.
El origen de la palabra petróleo, proviene del latín petroleum, que derivó a su vez de petra (piedra) y oleum (aceite), lo que se traduciría como aceite de piedra, una expresión relacionada con su viscosidad. En cuanto a definición, el petróleo, según la Real Academia Española, RAE, es un: “Líquido natural oleaginoso e inflamable, constituido por una mezcla de hidrocarburos, que se extrae de lechos geológicos continentales o marítimos y del que se obtienen productos utilizables con fines energéticos o industriales, como la gasolina, el queroseno o el gasóleo”.
Sin embargo, plantear una definición es parte del contexto general. La realidad es que el petróleo puede tener miles de clasificaciones, tantas como pozos existen. Aun así, hay cuatro que son las más reconocidas: por la saturación de hidrocarburos, clasificación que va de la mano a la del factor Kelvin Universal Oil Products, KUOP, que analiza la composición química; por el contenido de azufre, y finalmente, la clasificación según la gravedad, medida por el American Petroleum Institute, API. Las características en cada caso se pueden observar en la figura 1.
Fuente: sectorial
En el primer caso de los cuatro planteados en la figura, el K se obtiene a través de una fórmula, dados unos valores asignados a cada base. En la segunda clasificación, basada en el contenido de azufre, se razona desde el intervalo fundamental [0,5%; 1%] y se define si está dentro de él o si está por fuera a la izquierda o derecha. En la tipología tres, la medida clave es la saturación, si posee más del 75% de saturación de hidrocarburo, si está sobre el 45%, si, por el contrario, tiene saturación en químicos como el azufre, metales y otros residuos, o, en un último caso, el más común, si tiene los tres componentes en un nivel similar. El caso cuatro, determinado por el API, la clasificación se basa en la densidad del crudo, el cual tiene intervalos asignados.
Según estás clasificaciones, los mejores tipos de crudos son los livianos y dulces; en relación con ello se establecen los precios, los cuales se fijan por medio de referentes, siendo tres los más reconocidos, aunque realmente serían cuatro, si se tiene en cuenta que la cesta de la OPEP (La OPEP y su Influencia en el Mercado Mundial de Crudo) quien valora el crudo producido en sus países miembros, basado en las estimaciones de Argus, agencia a la que pasó entrado el 2016 en reemplazo de Platts; también sigue el comportamiento de la referencia Dubái Light, que abastece a China. Las características de las referencias se resumen en la gráfica 2.
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Entrando en lo relacionado con el tipo de transacciones del petróleo, se puede hacer alusión a dos tipos de mercados. El mercado físico, que a su vez se subdivide en: “spot” o inmediato y el “forward” o a plazos. En ambos casos se tiene que culminar la transacción ocurrirá una entrega de crudo. El segundo tipo de mercado, “futures”, es donde se reflejan las intenciones de compra a un precio establecido, pero la transacción se remite a un documento.
