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La agencia Moody’s ha disminuido la calificación de México a Baa1, y la de Pemex, la principal empresa petrolera del país a Ba2, ambas con perspectiva negativa. La degradación en la calificación soberana obedece tres factores claves: una menor expectativa de crecimiento de la economía local a mediano plazo, el impacto negativo que ha tenido la situación financiera y operativa de Pemex sobre la fortaleza fiscal del país (ya presionada por una ralentización en el crecimiento del ingreso), y una percepción negativa de las políticas y la capacidad institucional.
La perspectiva negativa, que implica posibles reducciones adicionales en el futuro, responde al riesgo de que, en el mediano plazo, las respuestas políticas continúen siendo ineficientes tanto para enfrentar los desafíos económicos como para mitigar los problemas financieros y operativos de Pemex.