Recientemente, Colombia ha notificado al Gobierno de Estados Unidos sobre la apertura de una investigación concerniente a los subsidios agrícolas otorgados a productos como el maíz y la leche en polvo. Esta noticia cobra relevancia dado que faltan ocho meses para que el maíz, un producto incluido en el Tratado de Libre Comercio con EE.UU., quede exento de aranceles.
El maíz es fundamental en la dieta colombiana, siendo la demanda interna mayor que la producción nacional. A pesar del crecimiento del 23,4% en la producción local en los últimos 15 años, las importaciones han aumentado significativamente, supliendo aproximadamente el 79% de la demanda insatisfecha.
La apertura de esta investigación implica la posibilidad de imponer derechos compensatorios, una forma de proteger la industria nacional frente a los subsidios estadounidenses, que alcanzaron los 248.000 millones de dólares entre 2018 y 2023. Sin embargo, esto podría afectar el comercio bilateral, ya que Colombia es el cuarto destino de las exportaciones de maíz de Estados Unidos.
Para los consumidores colombianos, esto podría resultar en un aumento en los costos, especialmente para las industrias avícola y cárnica, que dependen en gran medida del maíz importado. Además, la reducción de la demanda de maíz estadounidense podría impactar negativamente a los agricultores colombianos y a los exportadores estadounidenses que ven en Colombia un mercado potencial.
La situación se agrava con la disminución de la oferta local de maíz debido a factores como los bajos precios del maíz importado, que llevaron a la disminución de las hectáreas sembradas en el país. A pesar del crecimiento de la demanda, la siembra de maíz en Colombia apenas alcanza el 1% del área potencial, lo que evidencia la necesidad de corregir la subutilización de la tierra.
Lea también: Los contratos futuros de maíz experimentaron una disminución a su nivel más bajo en más de tres años