El sector semillista colombiano cierra el 2025 con un balance mixto, caracterizado por avances en innovación biotecnológica y una estabilidad moderada en el mercado, pero amenazado por graves problemas estructurales como la ilegalidad y los retrasos regulatorios. La Asociación Colombiana de Semillas y Biotecnología (Acosemillas) ha emitido una alerta sobre el uso masivo de material de siembra no certificado, conocido como “semilla de costal”, práctica que incrementa los riesgos de plagas y enfermedades, comprometiendo la productividad y el estatus fitosanitario del agro nacional.
Según Portafolio, aunque el mercado de semillas mantuvo un crecimiento leve del 1,4 % tras haber alcanzado valores cercanos a los US$ 138,4 millones en el 2024, las cifras de informalidad son críticas. En cultivos estratégicos como el arroz, más del 78,0 % del área se siembra con semillas piratas, proporción que asciende al 80,0 % en soya y llega a un alarmante 90,0 % en la papa. Adicionalmente, el gremio denuncia que la competitividad se ve frenada por la burocracia, con solicitudes de nuevas tecnologías para maíz que llevan más de dos años estancadas en procesos de evaluación.
Pese a estos desafíos, la industria continúa invirtiendo en investigación y desarrollo, logrando avances en variedades tolerantes a sequías e inundaciones mediante edición genómica e inteligencia artificial. De cara al 2026, la estrategia del sector se enfocará en la articulación con el Gobierno y la academia para fortalecer la oferta de semilla autorizada, buscando sustituir importaciones de materias primas y garantizar la seguridad alimentaria a través de la coexistencia de tecnologías mejoradas y nativas.
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