La transformación del panorama financiero en América Latina avanza aceleradamente hacia la digitalización, desplazando progresivamente al dinero en efectivo como método de intercambio predominante. Esta tendencia se refleja en la reducción de la participación del efectivo en el valor de las transacciones en tiendas físicas, indicador que descendió del 67,0% en 2014 a un 25,0% en 2024, con previsiones de contraerse aún más en la próxima década a medida que la infraestructura móvil y la conectividad se consolidan en el continente.
Según La República, el informe elaborado por Galileo y Pymnts Intelligence señala que los pagos digitales ya abarcan el 48,0% de las operaciones de comercio electrónico, con una proyección de alcanzar el 66,0% para el año 2030. El estudio resalta además la alta penetración de las billeteras digitales en la región, donde el 63,0% de la población las utiliza frecuentemente; en el caso puntual de Colombia, la cifra coincide con el promedio latinoamericano (63,0%), ubicándose detrás de Argentina y a la par de Panamá en niveles de uso.
El dinamismo de este ecosistema se evidencia en casos de éxito como el sistema Pix en Brasil, el cual procesó más de 64.000 millones de transacciones en el último año, superando en un 80,0% el volumen operado por tarjetas débito y crédito. La evolución del sector apunta ahora hacia la implementación de tecnologías de pago sin contacto mediante NFC en estas plataformas, buscando ofrecer experiencias de usuario más fluidas y reducir las barreras de costos transaccionales para seguir impulsando la inclusión financiera masiva.
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