Desde finales del año pasado, reconocidos analistas económicos mundiales, entre ellos Gita Gopinath, (Consejera Económica y Directora del Departamento de Estudios del Fondo Monetario Internacional), Scott Minerd (director de investigaciones macroeconómicas de Inversiones Guggenheim) y Michael Every (director de investigaciones de mercados financieros para el continente asiático de Rabobank), han llamado la atención de los ciudadanos sobre una posible crisis financiera mundial a mediados del 2020. (Le puede interesar: El Papel del Oro en las Reservas Internacionales: ¿Se Avecina una Recesión Económica?) La última recesión mundial, en 2008, dejó a 2.6 millones de personas desempleados en Estados Unidos, las tasas de interés de los principales bancos centrales del mundo negativas o cercanas a cero y una desconfianza en los mercados financieros que hoy en día todavía se percibe.
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En este sentido, el Fondo Monetario Internacional ha disminuido cuatro veces sus pronósticos de crecimiento global en los últimos nueve meses. En su última publicación, el organismo expresó que Estados Unidos crecería 2.3% frente al 2.5% estimado en octubre del año pasado, mientras que Canadá alcanzaría un 1.5%, medio punto porcentual por debajo de la estimación previa del 2%. Por su parte, las economías que más sufrirían son las europeas, con Alemania que aumentaría su producción en 0.8% en el 2019, frente al 1.9% proyectado anteriormente, e Italia, que crecería 0.1%, muy por debajo del 1% calculado tiempo atrás. A nivel agregado, la economía mundial crecería 3.3% este año y 3.6% en el 2020.
Pero ¿qué están viendo los analistas para anticipar la crisis? Según la agencia calificadora Fitch Ratings, la primera gran alerta mostrada por el mercado tuvo lugar el pasado 22 de marzo, cuando el margen entre los bonos del tesoro a 3 meses y los de 10 años se invirtió y estos últimos alcanzaron un mínimo de 14 meses cotizándose a 2.41%. Cuando las tasas de corto plazo son superiores a las de largo plazo, se habla de una curva de rendimientos invertida, reflejando las expectativas de los agentes de que la inflación a largo plazo se desacelere, evento que ocurre normalmente en épocas de recesión. Este margen invertido ha ocurrido previamente a las últimas siete recesiones mundiales.
Por otro lado, la recuperación de los indicadores líderes en Estados Unidos, como desempleo, nóminas no agrícolas, crecimiento y morosidad en créditos, llevaron a que la Reserva Federal de Estados Unidos subiera su tasa de referencia en cuatro ocasiones el año pasado, pasando de un rango de 1.25%-1.50% a 2.25%- 2.5%, incrementando la tasa de los créditos para el sector privado. En una encuesta reciente, los grandes, medianos y pequeños empresarios estadounidenses expresaron tener condiciones de crédito mucho más limitadas que en la época que precedió a la recesión del 2008. (Lea también: ¿Por qué ha Disminuido el Potencial de Crecimiento del PIB en Colombia?)
A nivel mundial, el Fondo Monetario explicó los eventos macroeconómicos que podrían materializar una posible recesión en 2020:
– Tensiones comerciales entre Estados Unidos y China: de continuar por un periodo extendido, podrían afectar industrias importantes, como la automotriz, que representaba el 3.65% de la producción mundial en 2017, desencadenando un efecto dominó en las cadenas de suministro del sector.- Brexit: luego del tire y afloje de Teresa May, primera ministra de Inglaterra, y el parlamento de su país, aún no se tiene una fecha definitiva para la salida del Reino Unido de la Unión Europea (UE). Un Brexit duro implicaría salir sin acuerdos comerciales beneficiosos para ambas partes, repercutiendo en los volúmenes de comercio internacional de Europa y consecuentemente en el PIB de cada país. (Lea también: ¿Cuáles son las Consecuencias de un Brexit Duro?)- Disminución de la liquidez mundial y aumento en las tasas de los créditos bancarios: la normalización de las tasas de interés de los principales bancos mundiales ha endurecido las condiciones de crédito para las empresas, lo que deja al mercado financiero con una menor liquidez para impulsar su dinamismo. El reciente aumento de precio de los bonos soberanos de economías como la estadounidense y la alemana (con su bono de referencia negativo) muestra a los inversionistas en plan de comprar activos refugio y sugiere que la normalización y aumento de las tasas de referencia de los principales bancos del mundo fue alta y sobrepasó el nivel neutral para la economía.- Lenta recuperación de economías emergentes importantes, como Turquía y Argentina: estas dos naciones tienen grandes retos por superar. Argentina registró una inflación de 51.3% interanual en febrero y los tipos de interés se ubican en 66.81%. Turquía, por su parte, tuvo en febrero una inflación anual de 19.67%, pasando por debajo de 20% por primera vez desde agosto, y una devaluación en 2018 del 40%. Las políticas parecen no surtir un efecto tranquilizante en el mercado, por lo cual tendrán que establecerse medidas más fuertes para no lastrar a las demás economías emergentes ni presenciar una fuga de capitales extranjeros. (Le puede interesar: ¿Qué está Pasando en Argentina?)
De materializarse los riesgos, son más preocupantes las pocas medidas fiscales y monetarias de las que disponen los gobiernos para paliar la crisis. A nivel mundial, el endeudamiento soberano se encuentra en límites históricos altos y las tasas de referencia bajas. Previo a la crisis del 2008, los tipos de interés de la FED se encontraban cercanos al 5% y los del Banco Central Europeo en 4%. En consecuencia, los gobiernos tendrán que disminuir la incertidumbre de los mercados financieros para que esto no afecte la inversión y encontrar un equilibrio entre la inversión social y el respeto a las reglas fiscales de endeudamiento. En relación a la política monetaria, deberá adaptarse y depender de los resultados de las principales variables macroeconómicas de cada país.
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