- El consumo privado ha sido el héroe inesperado de la economía colombiana en 2025, actuando como el principal motor de crecimiento y compensando la persistente debilidad de la inversión.
Las proyecciones indican que este gasto de los hogares, que representa cerca del 77,0% del Producto Interno Bruto (PIB), continuará siendo el pilar de la demanda interna en 2026, impulsando un crecimiento del PIB que se espera acelere a un rango de 2,7% a 3,2%. El dinamismo estará respaldado por la moderación de la inflación, que, aunque aún desafía el rango objetivo del Emisor, se estima que cierre entre el 4,1% y el 4,3% para 2026, junto con el flujo sostenido de remesas y un mercado laboral resiliente. No obstante, la gran incógnita para 2026 radica en si este impulso enfrentará límites debido a las todavía elevadas tasas de interés y la baja inversión, o si la esperada normalización de la política monetaria liberará un mayor potencial de consumo.
Factores clave del repunte del consumo en 2025
En 2025, el consumidor colombiano destacó por su notable capacidad de adaptación y resiliencia. A pesar de las altas tasas de interés del Banco de la República, que cerrarán el año en un 9,25%, limitando el acceso al crédito, diversos factores de apoyo contribuyeron a que el consumo se mantuviera sólido y estable, algunos de ellos fueron:
Flujo de remesas: el envío de dinero desde el exterior se ha consolidado como un salvavidas de la renta disponible de los hogares, contrarrestando el efecto de la indexación inflacionaria. Aquí será clave a 2026 la mejora en la situación de la diáspora colombiana en Estados Unidos.
Mercado laboral: aunque con desafíos, la tasa de ocupación se mantuvo en niveles que, sumados a los ingresos por remesas, permitieron un gasto continuo, especialmente en servicios.
Cambio en el patrón de gasto: el consumidor se volvió más estratégico y planificador, optando por un consumo más racional y enfocado en valor. Esto se evidenció en la estabilidad de los discounters y el aumento del gasto por ocasión de compra, compensando la menor frecuencia.
Este impulso condujo a una aceleración del PIB en el tercer trimestre de 2025, con el consumo privado y público liderando, lo que permitió un sesgo positivo en las proyecciones de crecimiento.
¿Qué oportunidades y riesgos tiene el consumo de cara al 2026?
La proyección para 2026 anticipa una aceleración gradual del crecimiento económico, con el consumo manteniéndose como el principal motor, aunque influenciado por las decisiones de política monetaria. Se espera que los recortes graduales en la tasa de intervención del Emisor comiencen, en un escenario optimista, hacia el tercer trimestre de 2026. Para finales del año, las proyecciones sitúan la tasa de política en torno al 7,5% o incluso menos, dependiendo del ritmo de convergencia de la inflación, lo que constituye el factor más determinante.
Mientras las tasas permanezcan elevadas, la adquisición de bienes duraderos como vehículos y electrodomésticos, así como la demanda de créditos de consumo e hipotecarios, continuará limitada. Este entorno afectará especialmente a las empresas de los sectores de construcción y manufactura, que dependen en gran medida de la inversión, enfrentándose a una recuperación más lenta.
En el mediano plazo, una vez que los recortes se materialicen y se transmitan a las tasas comerciales, se espera un repunte significativo del crédito y la inversión, lo que liberaría el consumo reprimido, especialmente el financiado. Esto consolidaría la aceleración del PIB.
Sectores ganadores y perdedores en consumo a 2026
Sectores Dinamizadores (Corto y Mediano Plazo):
Servicios: especialmente en entretenimiento, turismo de experiencia y actividades financieras.
Comercio (Alimentos y servicios esenciales): mantendrá su resiliencia. Las marcas propias seguirán ganando cuota, reflejando el consumidor estratégico y sensible al precio.
Sectores en Recuperación (Mediano Plazo – finales de 2026 y principios de 2027):
Construcción y manufactura: si bien han enfrentado contracciones, las señales de recuperación para 2026 son mejores. La estabilización de costos de insumos importados y la expectativa de nuevos proyectos de vivienda e infraestructura impulsarán la inversión fija, un componente clave que debe sumarse al motor del consumo.
Una visión cautelosa de la situación de consumo a 2026, también debe considerar que sin una fuerte recuperación de la inversión fija (estancada en niveles bajos, cerca del 17,0% del PIB) el crecimiento es insostenible. El consumo de 2025 fue, en parte, el resultado de una normalización postpandemia y de la absorción de los choques inflacionarios. Si la inflación no converge rápido y las tasas no bajan antes de lo esperado, el nivel de endeudamiento de los hogares podría volverse una restricción más fuerte en 2026.
En conclusión, la economía colombiana en 2026 navegará entre la resiliencia del consumo y la recuperación incipiente de la inversión. La sostenibilidad del crecimiento del PIB en el rango de 3,0% dependerá de un aterrizaje suave de la inflación que permita al Banco de la República desatar el canal crediticio. El consumo no ha alcanzado su límite, sino que está a la espera de un desbloqueo monetario. Las empresas y sectores que se anticipen a esta dinámica, invirtiendo en eficiencia y experiencia de cliente, serán los que capitalicen la aceleración de la demanda interna en el mediano plazo.