A finales de 2023, el sector de la construcción de edificaciones residenciales y no residenciales experimentó una contracción del 2,8% en su Producto Interno Bruto (PIB) en comparación con el año anterior. Esta tendencia negativa continuó en el primer trimestre de 2024 con una reducción adicional del 2,5%. El aumento en los costos de materiales y mano de obra ha sido uno de los principales factores, elevando significativamente los precios de insumos clave como el acero y el cemento. La incertidumbre económica, y el endurecimiento de las normativas de crédito, ha generado un ambiente de cautela entre los inversionistas, limitando la inversión en nuevos desarrollos.
En el ámbito residencial, la demanda de vivienda se ha visto afectada por el aumento de las tasas de interés y la inflación, lo que ha reducido el poder adquisitivo de los compradores y enfriado el mercado inmobiliario. La reducción de las tasas de interés al 10,75% por parte del Banco de la República representa un paso positivo hacia la recuperación económica, con implicaciones directas para el sector de la construcción. Aunque este recorte podría estimular la demanda y reactivar el mercado inmobiliario, la persistente inflación y los altos costos de construcción siguen siendo desafíos importantes.