- La historia electoral de Colombia ha estado marcada por una alta fluctuación, donde los cambios de partido político es un panorama común.
- Los colombianos no tienen una identidad política definida, pues recientes encuestas muestran la disparidad, así como los recientes presidentes, donde se ha pasado de un gobierno de derecha, centro – derecha, conservador y actualmente de ideas de izquierda.
La historia electoral reciente de Colombia muestra una marcada volatilidad partidaria, la identificación estable con partidos políticos tradicionales ha sido reemplazada por comportamientos electorales fluctuantes y una creciente distancia entre la ciudadanía y las colectividades políticas. Según el especial de la revista Semana sobre big data electoral, menos del 30,0% de los votantes en ciudades como Bogotá mantienen una simpatía estable con un partido. Este fenómeno de “apartidismo congruente” (es decir, personas que ni simpatizan ni votan con base en partidos) representa una parte significativa del electorado.
Un estudio académico publicado en Revista de Estudios Sociales (Scielo) confirma esta debilidad institucional: los partidos políticos en Colombia no logran establecer vínculos duraderos con los votantes, y muchas veces se convierten en vehículos temporales para candidaturas personales o coyunturales. Esta desconexión está también relacionada con la desconfianza en las instituciones democráticas, donde los partidos ocupan los últimos lugares en niveles de favorabilidad.
Además, las candidaturas por firmas se han convertido en una estrategia común. De cara a las elecciones presidenciales de 2026, líderes políticos como Juan Manuel Galán, Claudia López, Juan Daniel Oviedo o David Luna han optado por este camino, lo que reafirma la crisis de representatividad de los partidos tradicionales.
Aunque la identificación con partidos es débil, los colombianos sí tienden a ubicarse en espectros ideológicos generales. De acuerdo con la más reciente encuesta de Guarumo (abril de 2025), el 26,0 % de los ciudadanos se considera de derecha, el 20,8 % de izquierda y el 17,2 % de centro. Sin embargo, un 33,2 % dice no identificarse con ninguna corriente política, lo que reafirma el desapego partidario, además, la afinidad con partidos políticos está muy repartida, pero sobresale el componente de no sentirse identificado por ninguna colectividad, como lo muestra el siguiente cuadro elaborado por Cifras y Conceptos en su encuesta polimétrica de mayo del 2025:
La elección de Gustavo Petro en 2022, primer presidente de izquierda en la historia reciente del país, marcó un cambio significativo. Sin embargo, su mandato ha generado una reacción ideológica: según datos del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), entre 2021 y 2023 el porcentaje de ciudadanos que se identificaba como de derecha aumentó seis puntos porcentuales, pasando de 17,9 % a 23,9 %. Esta polarización no se traduce en un fortalecimiento partidario, sino en una reafirmación de posturas ideológicas personales, muchas veces desligadas de militancia o simpatía con partidos.
Presidentes anteriores también reflejan esta oscilación ideológica: Álvaro Uribe representó la derecha, Juan Manuel Santos se acercó al centro tras el proceso de paz, e Iván Duque tuvo un perfil conservador con apoyo débil en el Congreso. Esta diversidad ideológica ha sido acompañada por una baja institucionalidad partidaria, pues el poder presidencial se ha ejercido a menudo más por liderazgo personal que por estructuras partidistas.
Una de las claves para entender la débil identificación con los partidos en Colombia es la desconexión entre las preocupaciones ciudadanas y las agendas de los partidos políticos. Según la encuesta de Guarumo, los principales temas que inquietan a los colombianos son el acceso a la salud (33,6 %), la corrupción (12,6 %), el desempleo (9,9 %) y la inseguridad (9,5 %). No obstante, los partidos tradicionales han sido percibidos como ineficaces o indiferentes frente a estos problemas.
Además, los atributos que más valoran los colombianos en un futuro presidente son la honestidad (30,7 %) y el pie de fuerza contra la inseguridad (21,5 %), por encima de la afiliación política o la experiencia partidista. Lo anterior sugiere que los votantes priorizan características personales sobre alineamientos ideológicos o vínculos partidarios. El bajo nivel de confianza en los partidos se manifiesta también en los métodos de información política, ya que, el 44,5% de los ciudadanos se informa a través de redes sociales, mientras que solo una pequeña fracción accede a contenido político mediante canales institucionales. Este consumo de información fragmentado y personalizado refuerza la tendencia a una política de individuos más que de partidos.
Los colombianos, en su mayoría, no se identifican con partidos políticos de forma sostenida. Si bien existe una conciencia ideológica que oscila entre la izquierda, el centro y la derecha; la lealtad partidaria es débil, inestable y muchas veces sustituida por preferencias individuales o coyunturales. Esta realidad refleja una crisis de representación, donde los partidos no logran canalizar las preocupaciones de la ciudadanía y tampoco una articulación de proyectos colectivos duraderos. La volatilidad electoral, la personalización de la política y la desafección hacia las estructuras tradicionales sugieren que, al menos por ahora, la identificación partidista en Colombia es más una excepción que una norma.