El PIB potencial se refiere a la cantidad de bienes y servicios que puede producir una economía con sus factores productivos manteniendo una inflación estable. La diferencia entre lo que una economía puede producir y lo que produce realmente, es decir, la diferencia entre el PIB potencial y el PIB observado, se conoce como la brecha de producto (Puede interesarle: Economía Colombiana Puede Crecer al 3,8%, pero Solo lo Hará al 2% en 2018). El PIB potencial y la brecha de producto son fundamentales para la toma de decisiones de política monetaria en el Banco de la República.
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En Colombia, instituciones como el Banco de la República, El Ministerio de Hacienda, ANIF y Fedesarrollo utilizan diferentes metodologías para calcular el crecimiento potencial del PIB, pero todos coinciden que para 2017 disminuyó respecto a los últimos 5 años (Artículo relacionado: Se Acabó el Año y el Crecimiento Local No Despegó). El emisor estima para este año una tasa de crecimiento potencial cercana al 3% y una brecha del producto de -1%, mientras que de 2007 a 2012 el potencial se situaba entre 4.5% y 5%.
El potencial de crecimiento económico depende de tres factores: la productividad total de los factores (TFP), la acumulación del capital y la oferta laboral. La disminución de este en el país se explica principalmente por un mal desempeño de la productividad. La productividad total de los factores en Colombia disminuyó 0.7% ente 2006 y 2016, mientras que países como China e India mostraron crecimientos de 3.2% y 1.6% en el mismo periodo (Puede interesarle: Educación y Productividad Versus Gastos Empresariales).
Un aspecto que explica el resultado negativo de la productividad del total del factor es la asignación ineficiente de los recursos por parte del estado. Es decir, se les asignan más recursos a sectores con menor productividad o con menor posibilidad de volverse más productivos tras la destinación de estos. Un reciente estudio de EAFIT y Fedesarrollo muestra que la protección arancelaria y no arancelaria al sector agropecuario ha generado distorsiones en la asignación de recursos que le cuestan al país el 1.5% del PIB y a los consumidores entre 0.9% y 3.5% de su ingreso (Lea también: Crece la Producción y Crecen las Plagas – El Caso Agrícola). En otras palabras, estos recursos se han traducido en un aumento en el precio para los consumidores y no en la productividad del sector.
La economía colombiana depende fuertemente de las exportaciones de materias primas, volviéndola vulnerable a la volatilidad de los precios internaciones. La extracción minera y el sector agrícola representan casi el 70% de las exportaciones, sin embargo, el país no cuenta con grandes reservas de petróleo o con tecnologías extractivas avanzadas; ni con una agricultura altamente productiva. Esto quiere decir que no tiene ventaja comparativa frente a otros países productores de estos mismos bienes y es necesario destinar recursos para el desarrollo de sectores más complejos, que permitan nuevas formas de inserción en la economía mundial.
Por otro lado, la inversión de capital ha sido el mayor contribuyente para el potencial de crecimiento del país, que entre 2006 y 2016 aportó 2.6%. Pero esta no ha tenido un buen desempeño los últimos años, pues de 2014 a 2017 la inversión como porcentaje del PIB disminuyó de 29.1% a 27%, afectada por la devaluación de la moneda local, el leve dinamismo de la economía y el aumento en la percepción de riesgo.
En conclusión, para aumentar el PIB potencial es necesario mejorar la infraestructura, incursionar en mercados diferentes a las materias primas, reformar los subsidios para que estén enfocados en mejorar la productividad y la innovación, y fomentar la inversión, lo cual se verá afectado por un aumento en las tasas de Estados Unidos.