Mucho se habla de lo controvertida que se ha vuelto la campaña para las elecciones presidenciales en los Estados Unidos entre Donald Trump y Hillary Clinton. La razón está en que, de las diferencias políticas bipartidistas, han pasado al plano personal, donde los insultos van y vienen. Sin embargo, cuando se realiza un análisis a la historia de los, hoy, candidatos enfrentados, se observa que un momento determinado fueron allegados y de ello nace la idea de que, quizá, una posible victoria de Hillary Clinton en las elecciones no haría tan perdedor al candidato republicano, Donald Trump.
Foto: www.freeimages.com Autor: Craig Toocheck
Para nadie es un secreto el poder que el dinero le da a Trump, derivado de sus actividades como empresario, presentador, productor, ejecutivo, inversionista y ahora político, haciéndolo conocedor de sectores como el inmobiliario, el entretenimiento, la banca, e incluso, de los concursos de belleza. Tampoco es un secreto el poder político que ha cultivado Hillary Clinton, quien cuenta con un prestigioso antecedente al haber sido dos veces primera dama del estado de Arkansas, primera dama de los Estados Unidos y recientemente secretaria de estado, además de haber sido líder estudiantil durante su juventud, colaboradora de fundaciones y una defensora de la calidad y la cobertura que debe tener la salud y la educación (Ver: Estados Unidos Rompe Esquemas, la Casa Blanca Posiblemente Espera una Mujer).
De esta forma, se puede notar que la experiencia política de Hillary es amplia comparada con la de Trump, quien, como se mencionó anteriormente, fue muy allegado a la familia Clinton, pasó miles de dólares a la campaña política del que fuera presidente de los Estados Unidos, Bill Clinton, e incluso lo defendió durante el famoso escándalo con Monica Lewinsky. De su bolsillo salieron millones de dólares para la fundación Clinton, asistieron juntos a jugar el golf y el magnate no tuvo problema para hacer de Bill el invitado especial durante su tercera boda, celebrada con una modelo eslovena en 2005 (Ver: ¿Qué Pasará si Donald Trump es el Nuevo Presidente de Estados Unidos?). Los papeles actuales cambiaron, los dos candidatos parecen odiarse, pero al mismo tiempo se ayudan; Trump entró como un oponente frágil, pero terminó sacando puntos y dejando a importantes competidores en el camino, como Ted Cruz. La pregunta es ¿la polémica que generan los dos candidatos es real o es simplemente una obra de teatro bien elaborada? Lo cierto, es que ambos candidatos tienen imágenes desfavorables; según un sondeo de la firma RealClearPolitics, un 51,4% de los votantes tiene una visión negativa de Clinton, mientras que un 58% tiene una mala imagen de Trump.
Sin embargo, la parte más curiosa es que los planes de gobierno, al final, no son muy distantes, la diferencia radica en la forma como lo expresan ante el mundo. Por un lado, Hillary Clinton tiene cinco bases principales en su campaña: Cambios fiscales, aumento del salario mínimo, el impulso a las energías limpias, mayor asistencia social y regulación de inmigrantes. Por otro lado, Trump tiene como propuestas: construir un muro en la frontera sur, expulsar a todos los inmigrantes sin papeles, hacer más difícil las condiciones de ingreso a los EE.UU. y controlar a Irán.
De esta forma, se observa que algunos puntos son comunes. Por ejemplo, sobre el control de Irán, basta recordar que Clinton, cuando se desempeñó como secretaria de estado, construyó una coalición para desarrollar nuevas y fuertes sanciones en contra de ese país, las cuales forzaron a una renegociación. Otro punto sobre el cual acuerdan es sobre la regulación a inmigrantes, donde la diferencia radica en que Trump plantea ser más radical: expulsar a los indocumentados y levantar el muro con México (Ver: ¿Por qué no Cayó el Precio del Petróleo como se Esperaba Luego del Acuerdo Logrado con Irán?).
Ahí no termina, el punto donde más concuerdan los dos candidatos es el tema fiscal. La candidata por el partido demócrata ha prometido “reescribir el código fiscal”, con el fin de premiar el trabajo duro y las inversiones en su país natal, no transacciones rápidas ni beneficios ocultos en el extranjero. El contendor, así mismo, ha expresado que los negociadores estadounidenses son entrampados por astutos negociadores en China, México y Japón, y logran entrar al mercado estadounidense sin garantizar el mismo acceso al suyo. Además, advirtió que gravará todo lo que las empresas nacionales construyan en el país vecino, México y luego importen a Estados Unidos, en especial lo relacionado a la industria automotriz.
Se nota de esta forma que, al final, si Trump pierde las elecciones, termina ganando por dos razones: desde el campo político algunas de sus propuestas, aunque no de forma tan radical, terminarían aplicándose, y, desde el punto de vista personal, como empresario, saldría beneficiado a nivel fiscal por las inversiones que realiza en su país natal y ante las promesas de su oponente.