La entrada de Estados Unidos en recesión ha encendido las alarmas frente a la posibilidad de un futuro comportamiento negativo del crecimiento mundial, además, según David Malpass, presidente del Banco Mundial, la situación macroeconomica global es la tormenta perfecta para conducir a las economías a la estanflación, la institución también prevé una crisis económica en Europa debido a la guerra y las dificultades de encontrar un sustituto para Rusia en el mercado energético.
Recientemente, el Foro Económico Mundial hizo una encuesta a economistas líderes del sector público y privado, en la que encontró que 7 de cada 10 creen es probable que ocurra una recesión global en el 2023. Asimismo, un estudio de la firma Ned Davis Research afirma que hay un 98,1% de probabilidades de una caída mundial del crecimiento económico. El aumento del malestar social es uno de los principales efectos que anticipan los analistas, el 79% de los consultados por el Foro Económico Mundial plantea que el alza de los precios, especialmente de alimentos y energía, ocasionará disturbios en los países de bajos ingresos y el 20% también cree que la misma situación se replicará en las naciones más estables.
Fitch Ratings prevé un impacto negativo de la recesión de Estados Unidos en América Latina, las perspectivas de crecimiento de los países de la región se verán perjudicadas por tres vías: el comercio, la inversión extranjera y las remesas. Frente a la primera, David Rees, economista de mercados emergentes de Schroders, afirma que “una cosa clave a tener en cuenta será hasta qué punto la desaceleración de Estados Unidos va a arrastrar a la baja los precios de las materias primas. Eso debilitaría el comercio con la región y generaría mayores desaceleraciones”; en el caso de la inversión extranjera, Sergio Olarte, economista de Scotiabank Colpatria, expone que “el apetito por riesgo de los inversionistas de portafolio también se puede ver afectado”; mientras que la entrada de remesas, que hasta ahora ha impulsado el aumento del consumo de los hogares beneficiando al comercio, se reducirá por la desmejora en la situación económica de los nacionales residentes en Estados Unidos.
Cifras: Fondo Monetario Internacional. Elaboración: Sectorial
Los expertos afirman que en Colombia será fundamental el comportamiento que tengan los precios de las materias primas, debido a que el país está en riesgo por la existencia de déficits gemelos, el fiscal y el de cuenta corriente. José Antonio Ocampo, ministro de Hacienda, afirmó recientemente que el PIB nacional crecerá 6,5% en el 2022 y alrededor de 2,2% en el 2023. Por su parte, la Junta Directiva del Banco de la República revisó a la baja su pronóstico de crecimiento para el 2023, de 1,1% a 0,7%, mientras que para el 2022 la previsión fue elevada, pasando de 6,9% a 7,8%. En general, se observa un optimismo respecto al comportamiento de la producción en 2022; pero la mayoría de las proyecciones son pesimistas frente a lo que ocurrirá en el 2023.
Para Corficolombia, algunas de las razones detrás de la desaceleración del crecimiento del país en 2023 son la moderación del consumo privado, por el aumento de costo de vida de las personas, el alza en el precio de los combustibles, la reducción de las remesas, entre otros; la disminución de las exportaciones en un contexto de términos de intercambio desfavorables y las afectaciones del mercado laboral, que avanzará con un menor ritmo y que podía verse afectado por el incremento en los salarios.
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