La percepción de que llevar una vida sostenible es costoso está influenciada por el alto precio de ciertos productos ecológicos, los cuales suelen posicionarse en segmentos de mercado premium. Sin embargo, la sostenibilidad no se limita a la compra de productos etiquetados como ecológicos, sino que implica hábitos de consumo responsables, como reducir el desperdicio y optimizar los recursos, lo que a largo plazo puede generar ahorros.
A pesar del creciente interés en el consumo sostenible, la crisis del costo de vida ha dificultado la adopción de prácticas más responsables con el medio ambiente. Según datos de Kantar, el 49% de los colombianos con conciencia ecológica enfrenta barreras económicas que afectan sus decisiones de compra, una situación similar en otros países de la región.