Según datos de CAF, Banco de Desarrollo de América Latina, recopilados en 2023, el 91% de los ciudadanos de la región se muestran inquietos por la criminalidad, mientras que un 88% está preocupado por la situación económica. La situación no sorprende, considerando que el tejido empresarial en Latinoamérica está dominado por las microempresas, que representan el 97% de las compañías en la región.
Países como Bolivia, Perú y Argentina encabezan el ranking de mayor proporción de microempresas, con más del 95% del total empresarial compuesto por estas unidades de negocio. Sin embargo, la importancia de las microempresas no solo radica en su cantidad, sino también en su contribución a la economía y el empleo. Por ejemplo, en Bolivia, el 73,5% de la población activa trabaja en microempresas, mientras que en Perú este número es del 63,7% y en Colombia del 62%.
No obstante, las microempresas enfrentan desafíos significativos, especialmente en términos de vulnerabilidad financiera. Según Giovanni Reyes, profesor de la Universidad del Rosario, estas empresas dependen de la rotación de inventarios y carecen de capital fijo, lo que las hace particularmente sensibles a las fluctuaciones del mercado. A pesar de estos retos, su aporte al PIB es considerable, representando el 40% del total en países como Colombia, y son responsables de generar el 79% del empleo formal.