El sector palmicultor en Colombia ha adoptado prácticas sostenibles desde hace muchos años. Nicolás Pérez Marulanda, presidente ejecutivo de Fedepalma señala que, a diferencia del sudeste asiático, en Colombia se han implementado 10 principios que promueven la sostenibilidad. Este enfoque ha logrado que el sector no sea un motor de deforestación y opere dentro de la frontera agrícola, con alta formalidad laboral e inclusión de productores de todos los tamaños.
El valor diferencial de la sostenibilidad ha sido crucial para competir en mercados exigentes como la Unión Europea, que a partir de 2025 implementará una directiva de deforestación que requiere trazabilidad del cultivo para asegurar que no hubo deforestación asociada.
El aceite de palma es el más consumido por los hogares colombianos y es la única materia prima disponible para producir biodiésel, lo que subraya su importancia en la canasta alimenticia y la industria energética del país.
La industria de biocombustibles en Colombia es madura, con el biodiésel representando el segundo mercado para el aceite de palma colombiano. Cerca de 700.000 toneladas anuales se destinan a su producción, cumpliendo con la normatividad que establece que el 10% de la mezcla total de combustible en el país debe ser biodiésel. Además, se están realizando esfuerzos para certificar el aceite de palma colombiano como materia prima para combustible sostenible de aviones.
El mayor desafío para el sector es lograr que todos los palmicultores, especialmente los pequeños, adopten la sostenibilidad y se certifiquen bajo el estándar APSColombia.
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