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Pese a que, dentro del Pacto Verde Europeo, la Comisión Europea está implementando la iniciativa “Farm To Fork” o F2F (“De la granja al tenedor”, en español) en la que destacan a la biotecnología moderna y la agricultura orgánica como herramientas clave para lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en la región, el marco normativo no da lugar a la coexistencia de ambas en los sistemas productivos agrícolas.
De hecho, un grupo de científicos de Alemania, Suecia, Países Bajos y Estados Unidos, se pronunció en esta línea en días recientes destacando estas estrategias para alcanzar los ODS y la necesidad de flexibilizar el marco normativo para permitir la adopción de dichas tecnologías.
El artículo publicado por los expertos señaló que “es común interpretar que el marco actual de la UE regula muchos productos resultado de nuevas técnicas de mejoramiento de plantas como organismos genéticamente modificados (OGM), mientras que la agricultura orgánica y el procesamiento de productos orgánicos excluyen legalmente el uso de los OGM. Así, combinar estos componentes de la estrategia F2F parece conflictivo y desafiante, si no imposible, incluso a pesar de que ambos podrían funcionar muy bien juntos si se les permitiera legalmente”.