La Agencia Internacional de Energía (AIE) ha presentado su informe World Energy Outlook 2023, donde proyecta que el consumo de combustibles fósiles no disminuirá significativamente. Según el informe, el consumo total de estas fuentes sólo se reduciría al 85% del nivel actual para 2050.
El carbón, por ejemplo, mantendría niveles similares a los del inicio del siglo XXI, mientras que el petróleo y el gas natural seguirían altos. Existe dificultad para reducir el uso del carbón debido a la demanda de acero y cemento para infraestructura, así como la falta de soluciones no fósiles a gran escala para procesos intensivos en energía.
Históricamente, el carbón superó a la leña como fuente de energía mundial en 1900, alcanzando su uso máximo en los años 60. El petróleo llegó a representar más del 25% del suministro de combustibles fósiles a finales de los años 50, y el gas natural a finales del siglo XX. A pesar de los avances tecnológicos y la transición hacia energías más limpias, 3 mil millones de personas aún dependen de la biomasa tradicional, que representó el 5% de la energía primaria en 2020. En Colombia, por ejemplo, 1,8 millones de hogares todavía cocinan con leña.
Entre 1997 y 2023, el consumo global de combustibles fósiles creció un 55%, disminuyendo su proporción en la demanda energética global del 86% en 1997 al 82% en 2022.
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