El suministro mundial de trigo enfrenta una serie de desafíos que podrían afectar significativamente la estabilidad económica y alimentaria en todo el mundo. Desde Europa occidental hasta Australia, pasando por los conflictos en Ucrania y las sequías en Rusia y Estados Unidos, los agricultores se enfrentan a contratiempos que amenazan con aumentar los costos de los alimentos y revivir preocupaciones inflacionarias.
Las recientes condiciones climáticas han exacerbado la situación. Europa occidental se ve afectada por lluvias excesivas, lo que ha perjudicado el desarrollo de los cultivos. En Francia, la calidad de los cultivos de invierno ha disminuido considerablemente en comparación con años anteriores. En Australia, un verano seco y caluroso ha agotado el suelo, poniendo en riesgo las siembras de trigo.
Sin embargo, la guerra en Ucrania añade otra capa de complejidad al panorama. Los ataques contra la infraestructura agrícola y la disminución de la fuerza laboral debido al servicio militar están obstaculizando las exportaciones y reduciendo la producción de granos en un 6% para la próxima temporada.
Rusia, uno de los principales exportadores de trigo, también enfrenta desafíos. La sequía en el sur del país ha llevado a una reducción en las estimaciones de cosecha, lo que podría impactar los precios del trigo a nivel mundial.
Estas adversidades han llevado a un aumento en los precios del trigo, que actualmente se negocia a niveles cercanos a los máximos alcanzados en agosto. Este repunte en los precios preocupa a los consumidores, quienes podrían experimentar un aumento en los costos del pan y la pasta.
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