El sector ganadero de Estados Unidos enfrenta una posible crisis ante las deportaciones masivas de migrantes, quienes representan una parte esencial de la fuerza laboral en este sector. Según el Departamento de Agricultura de EE. UU., entre el 2018-2020, el 41% de los trabajadores del sector no contaban con permisos para laborar en el país, mientras que el 23% eran migrantes legales y solo el 36% eran ciudadanos estadounidenses.
De acuerdo con Contexto Ganadero, la salida abrupta de estos trabajadores podría generar escasez de mano de obra, aumento en los costos de producción y una reducción en la oferta de carne, lo que desencadenaría pérdidas millonarias y un alza en los precios de los productos cárnicos. Además, se teme que la crisis derive en la deslocalización de empresas y una mayor dependencia de importaciones para suplir la demanda interna.
Ante esta situación, el sector agropecuario ha solicitado a las autoridades medidas que garanticen estabilidad laboral y económica. Figuras como Matt Teagarden, director ejecutivo de la Asociación Ganadera de Kansas, y Chuck Conner, presidente del Consejo Nacional de Cooperativas Agrícolas, han resaltado el papel clave de los migrantes en la producción ganadera y el impacto negativo que tendría su deportación en la economía del país.
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