En 2019 el Partido de Cambio Radical puso sobre la mesa el proyecto de ley de cielos abiertos, con el fin de dinamizar la oferta turística nacional y la entrada de nuevos jugadores al mercado colombiano. Aunque las autoridades gubernamentales le dan el visto bueno al proyecto, las compañías piden que sea moderada, pues la medida podría afectar la industria.
En este orden de ideas, el director ejecutivo de Latam Airlines Colombia, Santiago Álvarez, afirmó que “es importante que se desarrolle bajo reglas claras, definiendo límites como la excepción para el cabotaje (vuelos internos). La implementación de cielos abiertos no puede ir en contra de las aerolíneas que se han constituido en el país y han realizado significativas inversiones en su operación y en la contratación de sus empleados a nivel local”.
Los acuerdos pueden ser negociados en distintos niveles de libertad:
Un país le permite a otro pasar sobre su espacio aéreo.
Se permite parar en su territorio por razones técnicas.
Acepta que el avión de la otra nación desembarque pasajeros, correo o carga.
Se permite que se embarquen pasajeros, correo o carga que están en su territorio y que viajan al país de origen de la aeronave.
Establece la posibilidad de que un avión pueda recibir o desembarcar pasajeros o carga en un país diferente al de origen o destino, en una escala intermedia.
Para Carlos Valbuena, gerente general de Aviareps Colombia, “la apertura de la quinta libertad es atractiva para las empresas que manejan rutas largas, pues les permite tener mayor rentabilidad”. Sin embargo, la mayoría de acuerdos con quinta libertad que tiene Colombia es con países vecinos, pero no de otros continentes.