Desde la época bíblica, el trigo y el pan ya eran bienes constantemente mencionados, “Dios partió el pan y lo dio a sus discípulos…” reza una de las oraciones icónicas dentro del mundo cristiano. Después, con el auge del imperio Romano mayor relevancia ganó este producto, al punto de haber sido regulada tanto su producción como su distribución.
En la actualidad el pan se ha convertido en un producto que no puede faltar en la mesa. Los hay de todos los precios, formas, tamaños., olores y sabores. Por mencionar algunos:
Pan blanco: Es el típico pan que caliente tiene un olor inconfundible, su base es la harina de trigo, destacándose el pan bolillo, baguette o pan rústico.
Pan de molde: Es una masa preparada para pan blanco con bastante leche que se vierte en moldes. Posee un alto contenido en grasa, que le genera blandura por más tiempo, ideal para niños.
Pan tostado o biscote: Después de preparar pan blanco normal o de molde se corta y se tuesta hasta deshidratar. Es fácil de conservar porque dura mucho tiempo sin que se enmohezca.
Como estos, también existen otros tipos de pan muy desatacados y que han cobrado relevancia gracias a los cambios en las formas de vida de las nuevas generaciones como los Millenials y los Z, quienes buscan alimentos saludables, bajos en grasa. Destacan el pan con nueces que es rico en antioxidantes, el pan con salvado propio para el estreñimiento, pan no leudado o sin levadura, pan integral que es aquella a la cual se le deja la cáscara, pan de centeno que contine poco gluten y sobre esta misma línea se ubican en pan de maíz, el de avena y el de espelta.
