Más del 78,0 % de la producción mundial de plásticos se moviliza a través del comercio internacional, un factor que sitúa a esta actividad en el centro del debate sobre la gestión de la contaminación. En este contexto, Colombia enfrenta el doble desafío de manejar un déficit comercial estructural en el sector y de adaptarse a las nuevas exigencias de sostenibilidad.
Según un informe de la Asociación Nacional de Comercio Exterior (Analdex), al menos el 75,0 % del plástico producido históricamente ha terminado como desecho, generando un costo social y ambiental que supera los 1,5 billones de dólares anuales. A pesar de un crecimiento en las exportaciones colombianas de productos plásticos, el aumento de las importaciones ha sido mayor, lo que ha consolidado la dependencia de materias primas externas.
El gremio propone que el comercio exterior, lejos de ser el problema, se convierta en una herramienta para mitigar la contaminación a través de una transición hacia una economía circular. En este sentido, la negociación de un Tratado Global sobre Plásticos se presenta como una oportunidad para armonizar regulaciones e incentivar la inversión en alternativas sostenibles.
Para Colombia, la estrategia debe enfocarse en aprovechar este nuevo marco internacional para fomentar la inversión en ecodiseño y en la investigación de materiales sostenibles. De esta manera, el país podría reconfigurar sus cadenas productivas y posicionarse como un exportador de bienes con valor agregado bajo criterios de sostenibilidad.
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