El uso de buques con “bandera falsa”, una práctica donde las embarcaciones operan bajo registros fraudulentos o sin autorización de un Estado, se ha incrementado entre 2022 y 2025. Este fenómeno, impulsado por la exclusión de buques de registros reputados y el aumento en la aplicación de sanciones internacionales, está socavando la integridad de la gobernanza marítima. Estas prácticas ilícitas permiten evadir la supervisión y la rendición de cuentas en el comercio global.
De acuerdo con un análisis de S&P Global, los buques que operan bajo identidades fraudulentas explotan vacíos legales y administrativos para facilitar actividades como la evasión de sanciones, transferencias de carga sancionada entre buques y violaciones ambientales. Las tácticas de evasión incluyen el “salto” frecuente de banderas, la manipulación de los datos del Sistema de Identificación Automática (AIS), la falsificación de documentos y el uso de estructuras de propiedad complejas para ocultar al verdadero dueño.
El estudio señala que el Estado de abanderamiento es la autoridad principal que supervisa la seguridad y las actividades legales de los buques. Sin embargo, la industria enfrenta retos significativos por el aumento de registros más pequeños o abiertos que son explotados para estas prácticas. Entre los principales métodos de engaño se encuentran el uso de una identidad digital falsa (manipulando el AIS), operar con un registro vencido o utilizar documentación fraudulenta para registrarse.
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