En 2020, año marcado por la pandemia, el sector de actividades artísticas, de entretenimiento, recreación y otros servicios registró una contracción del 7,2%. Sin embargo, en los tres años siguientes experimentó un crecimiento significativo. En 2021, la expansión alcanzó el 40,7%, impulsada principalmente por un efecto rebote y una reconfiguración de las preferencias de consumo, en la que la demanda por experiencias presenciales se intensificó tras las restricciones del confinamiento. En 2022, el sector mantuvo un dinamismo con un crecimiento del 26,9%, seguido de un 12,1% en 2023 y un 8,5% en 2024, cifra considerablemente superior a la del PIB nacional, que solo avanzó un 1,7% en ese mismo año.
Este sector está compuesto por tres grandes categorías:
- Artes y patrimonio: Comprende artes visuales, artes escénicas, patrimonio, actividades manufactureras vinculadas a la economía naranja, turismo cultural, educación cultural y creativa, y actividades asociativas de regulación.
- Industrias culturales: Incluye los sectores editoriales, fonográfico, audiovisual, agencias de noticias y otros servicios de información.
- Creaciones funcionales: Donde se encuentran medios digitales y software, diseño y publicidad.
Según la Cuenta Satélite de Economía Cultural y Creativa (CSECC), los datos disponibles al cierre de 2023 indican que el valor agregado del segmento de artes y patrimonio ascendió a $7,7 billones, lo que representa una contracción del 2,0% respecto a 2022. Este segmento tiene una participación del 0,9% en el valor agregado total de la economía, que en 2023 se ubicó en $879,6 billones.
Dentro de este segmento, el turismo cultural es la actividad de mayor peso, con una contribución del 45,5% y un valor agregado de $3,5 billones, registrando un crecimiento anual del 3,9%. Este comportamiento podría estar asociado a una recuperación parcial del sector turístico tras la pandemia y a un mayor interés por experiencias culturales. Por su parte, la educación cultural y creativa alcanzó los $2,4 billones, con una participación del 30,9% y un crecimiento marginal del 0,1%, lo que sugiere una estabilización en la demanda de formación en disciplinas artísticas y creativas.
En el caso de las industrias culturales, el valor agregado totalizó $4,1 billones, con una caída del 3,9%, lo que equivale al 0,5% del valor agregado total. Dentro de este grupo, el sector audiovisual fue el de mayor peso, con $2,3 billones (participación del 57,4%), aunque presentó una contracción del 5,2%, posiblemente debido a cambios en los patrones de consumo de contenidos digitales y reducción en la inversión en producción local. Le siguió el sector editorial, con $1,2 billones y una participación del 29,5%, registrando una leve caída del 0,2%, lo que podría estar vinculado a la transición hacia formatos digitales y la disminución en la demanda de publicaciones impresas.
Por otro lado, el segmento de creaciones funcionales mostró el mejor desempeño, con un valor agregado de $12,6 billones, un crecimiento del 4,1% y una participación del 1,4% en el valor agregado total de 2023. Dentro de este segmento, medios digitales y software representaron la mayor proporción, con un 73,3% del total ($9,3 billones), lo que refleja la creciente digitalización y el desarrollo de soluciones tecnológicas aplicadas a la economía creativa. En segundo lugar, la publicidad alcanzó un valor agregado de $2,1 billones (16,6% de participación), con un incremento del 1,1%, lo que sugiere una recuperación moderada en la inversión publicitaria, posiblemente impulsada por estrategias de marketing digital y campañas dirigidas a nuevos formatos de contenido.
Las variaciones en estos sectores reflejan tendencias estructurales en la economía naranja, donde la digitalización y la transformación de los modelos de consumo están impulsando segmentos como el software y los medios digitales, mientras que sectores más tradicionales, como el editorial y el audiovisual, enfrentan mayores desafíos debido a la evolución del mercado y los cambios en las preferencias de los consumidores.