- La guerra proxy es un tipo de conflicto armado en el que las grandes potencias enfrentan sus intereses a través de terceros, evitando confrontaciones directas.
- Entre 2023 y 2024, Estados Unidos ha invertido cerca de USD$119,7 mil millones en apoyo a Ucrania, proporcionando armamento, inteligencia y entrenamiento militar para resistir la invasión rusa.
- A principios de 2025, la administración Trump suspendió temporalmente la cooperación en inteligencia con Ucrania, buscando cambiar la dinámica del conflicto y fomentar un enfoque diplomático.
La guerra proxy es un tipo de conflicto armado donde dos potencias enfrentan sus intereses a través de terceros, evitando una confrontación directa. En este tipo de guerra, las grandes potencias proporcionan apoyo financiero, armamento, entrenamiento y otros recursos a gobiernos, grupos guerrilleros o incluso organizaciones paramilitares que luchan a favor de sus intereses. Este tipo de conflictos, que reducen los costos y riesgos directos para las potencias involucradas, pueden prolongarse indefinidamente y adquirir una naturaleza impredecible.
Desde el inicio de la invasión rusa, Estados Unidos ha destinado cerca de USD$119,7 mil millones para apoyar a Ucrania en su lucha contra Rusia. Este monto ha sido utilizado en diversas áreas, incluyendo el suministro de armamento avanzado, vehículos blindados, misiles y sistemas de defensa aérea. Además, parte de esta inversión se ha destinado a la capacitación de las tropas ucranianas y a la provisión de inteligencia que ha sido esencial para las operaciones militares de Ucrania.
La magnitud de la inversión estadounidense ha sido fundamental para que Ucrania mantenga su resistencia ante una Rusia militarmente superior. A través de esta estrategia, Estados Unidos no solo busca debilitar la influencia de Rusia en Europa, sino también asegurar que Ucrania no ceda a la presión, preservando la estabilidad en la región y protegiendo los intereses estratégicos de Occidente.
A principios de 2025, la situación en Ucrania dio un giro cuando la administración de Donald Trump asumió el liderazgo en Estados Unidos. Trump, quien ha reconocido el conflicto como una guerra proxy entre dos potencias nucleares, expresó su deseo de poner fin a este. Según el Secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, “es una guerra proxy entre dos potencias nucleares: Estados Unidos, que apoya a Ucrania, y Rusia”, y señaló que esta guerra debe llegar a su fin para evitar más costos y prolongar la incertidumbre.
En este contexto, la administración Trump decidió suspender temporalmente la cooperación en inteligencia con Ucrania, lo que marcó un cambio en la postura estadounidense hacia el conflicto. Este enfoque busca presionar tanto a Ucrania como a Rusia a considerar una solución diplomática. Trump ha intentado establecer conversaciones de paz directas entre los actores del conflicto, pero las negociaciones siguen siendo complicadas debido a las demandas contradictorias de las partes involucradas.
Por su parte, Rusia ha mantenido una postura firme, afirmando que el conflicto en Ucrania es una confrontación directa entre Moscú y el bloque occidental encabezado por Estados Unidos. El Kremlin ha insistido en que cualquier presencia militar directa de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en Ucrania sería inaceptable, lo que ha complicado aún más las posibilidades de una resolución pacífica.
En Europa, los líderes de la Unión Europea (UE) han comenzado a cuestionar la estrategia estadounidense. A finales de 2024, el ex primer ministro británico, Boris Johnson, reconoció que Occidente se encontraba involucrado en una guerra proxy con Rusia, pero con restricciones en el apoyo directo a Ucrania. La UE ha convocado cumbres para discutir cómo mantener la unidad en el respaldo a Ucrania, mientras que algunos países, como Francia, han instado a un enfoque más independiente en la defensa europea, dado el potencial replanteamiento de la postura estadounidense.
La guerra proxy entre Estados Unidos y Rusia, mediada por Ucrania, continúa siendo una de las crisis geopolíticas más complejas de la actualidad. A medida que las grandes potencias se enfrentan indirectamente, el impacto de sus decisiones se siente no solo en Ucrania, sino en el orden internacional en general.