- Un dólar fuerte y políticas arancelarias podrían afectar tanto a exportadores como a empresas que dependen de insumos importados.
- La propuesta de Trump de gravar las remesas y endurecer las políticas migratorias impactaría el consumo y la estabilidad económica de miles de familias en Colombia.
La reciente victoria electoral de Donald Trump sobre Kamala Harris en los Estados Unidos ha despertado preocupaciones y expectativas en el ámbito económico colombiano. El retorno de una administración republicana, caracterizada por políticas proteccionistas y un enfoque en fortalecer la producción interna, plantea posibles repercusiones para diversos sectores económicos de Colombia. Este escenario genera incertidumbre, especialmente en actividades que dependen de las exportaciones, la inversión extranjera y las remesas.
El fortalecimiento del dólar, característico en la administración de Trump, eleva el tipo de cambio, lo que favorece la competitividad de las exportaciones colombianas en el mercado estadounidense. Sectores como el caficultor y el floricultor podrían beneficiarse, ya que el aumento de la demanda en EE. UU. genera un flujo positivo para los productos colombianos. Sin embargo, también encarece las importaciones, impactando al alza los costos de producción de empresas que dependen de insumos importados.
La propuesta de Trump de incrementar aranceles hasta un 20,0% a las importaciones, especialmente de países con los que EE.UU. tiene déficit comercial, aunque se centra en naciones como China, podría generar fricciones para Colombia. Aunque el Tratado de Libre Comercio (TLC) entre Colombia y EE.UU. limita la imposición de nuevos aranceles, existe la posibilidad de que el nuevo presidente recurra a argumentos de seguridad nacional para justificar barreras en ciertos sectores. En caso de que EE.UU. imponga aranceles adicionales, sectores como el textil y la manufactura podrían enfrentar mayores dificultades para competir en el mercado estadounidense.
La política de “América Primero” puede influir en los flujos de inversión extranjera directa (IED) hacia Colombia. Con un probable incentivo a empresas estadounidenses de invertir dentro del país, sectores colombianos estratégicos como infraestructura y tecnología podrían experimentar una reducción en el ingreso de capital extranjero, afectando proyectos de gran escala. A pesar de la relación histórica de inversión estadounidense en Colombia, los cambios en política podrían reducir la entrada de capitales en el corto plazo. Sin embargo, si Trump intensifica su guerra comercial con China, Colombia podría beneficiarse como una opción atractiva para empresas estadounidenses que buscan mercados confiables en América Latina.
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Estados Unidos es el principal emisor de remesas hacia Colombia, alcanzando un nivel histórico de USD 3.009,7 millones en el primer semestre de 2024. Trump ha propuesto un impuesto del 10,0% sobre las remesas, argumentando que la medida busca combatir actividades ilícitas. De implementarse, esta iniciativa afectaría los ingresos de miles de familias colombianas, disminuyendo su capacidad de consumo y afectando especialmente a las economías locales que dependen en gran medida de estos envíos. Además, un endurecimiento de las políticas migratorias podría generar deportaciones masivas, lo que aumentaría la presión sobre el mercado laboral colombiano y plantearía nuevos desafíos sociales y económicos.
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La reelección de Trump plantea desafíos y oportunidades para Colombia. Los sectores que dependen del mercado estadounidense podrían enfrentar restricciones arancelarias o disminución en el flujo de inversión extranjera directa. A su vez, la volatilidad cambiaria podría traer beneficios para los sectores exportadores, aunque a costa de elevar costos en las importaciones. Colombia, como país dependiente de las remesas provenientes de Estados Unidos, se vería también afectada si el impuesto del 10,0% sobre remesas entra en vigor.