El Estrecho de Ormuz es uno de los pasos marítimos más estratégicos y cruciales a nivel global, situado entre Irán y Omán. Con solo 280 kilómetros de longitud y 33 kilómetros de ancho en su punto más estrecho, este corredor es vital para el comercio internacional de petróleo. De acuerdo con la Agencia de Información sobre Energía del Gobierno de Estados Unidos, aproximadamente el 35% del petróleo mundial transportado por mar pasa por esta región.
Importancia Geopolítica del Estrecho de Ormuz
El Estrecho de Ormuz conecta el Golfo Pérsico con el Golfo de Omán y el Mar Arábigo, lo que lo convierte en un punto clave para la economía global. Los países del Consejo de Cooperación del Golfo (Arabia Saudita, Bahrein, Kuwait, Omán, Qatar, y Emiratos Árabes Unidos), junto con Irán e Irak, producen casi una cuarta parte del petróleo mundial, con una producción diaria de aproximadamente 100 millones de barriles. De estos, 15 millones de barriles diarios, es decir, un tercio del suministro global, transitan por el Estrecho de Ormuz.
Amenazas y Conflictos en el Estrecho de Ormuz
La relevancia estratégica de esta vía ha convertido al Estrecho de Ormuz en un foco de tensiones geopolíticas. Irán ha amenazado repetidamente con bloquear el estrecho en caso de un conflicto con Estados Unidos, una acción que podría desestabilizar los mercados energéticos a nivel mundial. Este riesgo se materializó en junio cuando un incidente con dos buques petroleros en Omán elevó el temor a una confrontación directa entre Irán y EE.UU., afectando inmediatamente los precios internacionales del crudo.
El riesgo de un bloqueo no tiene fácil solución para los Estados del Golfo, quienes carecen de rutas alternativas viables para transportar petróleo. Según Kamel al Harami, un experto petrolero de Kuwait, las rutas existentes no son prácticas ni suficientes para satisfacer la demanda global, y cualquier interrupción en Ormuz podría disparar los precios del petróleo por encima de los $100 dólares por barril.
Implicaciones Globales de un Conflicto en Ormuz
Las tensiones en la región han aumentado desde que el expresidente de EE.UU., Donald Trump, se retirara del acuerdo nuclear con Irán, lo que llevó a Teherán a amenazar con bloquear el estrecho si las sanciones paralizaban sus exportaciones de petróleo. Un eventual bloqueo tendría repercusiones globales, impactando especialmente a los países asiáticos como China e India, que dependen en gran medida del petróleo de Oriente Medio.
Un conflicto militar en el Golfo no solo provocaría un alza en los precios de los combustibles, sino que también podría desencadenar ataques a infraestructuras energéticas y financieras, lo que a su vez podría precipitar una recesión económica global. Además, Abu Dhabi, capital de Emiratos Árabes Unidos, estaría en riesgo debido a la concentración de sus instalaciones energéticas, lo que podría llevar a una suspensión de la producción por parte de compañías extranjeras.
El Estrecho de Ormuz no solo es un punto clave para el comercio de petróleo, sino también un potencial detonante de conflictos globales. Un aumento en las tensiones podría llevar a una recesión económica mundial y acelerar la transición hacia fuentes de energía alternativas, marcando un posible fin a la dependencia de los combustibles fósiles.