Transformamos la información sectorial en estudios para identificar oportunidades en tu empresa

Déficit fiscal, deuda en récord, máximos en el Bitcoin. ¿Estamos a puertas de una nueva crisis mundial?

Déjanos tus datos para recibir un informe gratis del sector

Comparte en redes sociales

El Bitcoin cotiza por encima de los USD 120.000, el oro lo hace sobre los USD 3.000, y la deuda global excede el 300 % del PIB.

El panorama económico global actual presenta una serie de señales con respecto a los activos refugio, tales como el bitcoin y el oro, que, en conjunto, plantean la pregunta de si estamos ante una posible crisis. La confluencia de un Bitcoin que supera los 120.000 USD, un oro que cotiza por encima de los 3.000 USD la onza y sumado a esto, una deuda global que excede el 300,0% del Producto Interno Bruto (PIB) mundial pone a la economía mundial, en tensiones de posible crisis, mezclado a una tensión extrema. Si bien la economía global ha demostrado ser resiliente, la combinación de una deuda sin precedentes, políticas económicas severamente restringidas y una fricción geopolítica en aumento, crea un entorno de fragilidad. Los repuntes simultáneos del oro y del Bitcoin, en particular, señalan una profunda crisis de confianza en el propio sistema de moneda fiduciaria, una condición que no estuvo presente con esta intensidad en crisis anteriores y que define el carácter del momento actual.

La valoración de Bitcoin, ha superado la barrera de los 120.000 USD, desde su creación este activo digital ha demostrado una alta volatilidad, con ciclos de caídas que han alcanzado entre el 70,0 % y el 90,0 % desde sus máximos anteriores. Sin embargo, su reciente impulso se ha visto alimentado por una narrativa de escasez programada, a través de eventos como el “halving” que reduce a la mitad la emisión de nuevas monedas, y una mecánica de oferta y demanda que ha llevado a proyecciones que llegan hasta los 155.000 USD a corto plazo.

Por un lado, se argumenta que Bitcoin es una burbuja especulativa. Su valor no se deriva de flujos de caja o un valor intrínseco, sino principalmente del sentimiento, el impulso del mercado y el apalancamiento. Por otro lado, sus defensores lo posicionan como “oro digital” y una cobertura contra la inflación. Este argumento se basa en su oferta máxima, irrevocablemente fijada en 21 millones de monedas, lo que lo contrasta con las monedas fiduciarias que los bancos centrales pueden imprimir sin límite. Desde esta perspectiva, Bitcoin no es una cobertura contra la inflación de precios al consumidor, sino una protección contra la degradación de la moneda y el fracaso de la política monetaria.

También está el caso del oro, que superó los 3.000 USD por onza, lo cual, es una señal de temor en el sistema financiero global. A diferencia de Bitcoin, el oro es el activo refugio por excelencia, un rol que ha desempeñado durante milenios. Su valor no depende de la tecnología, sino de una escasez física y una aceptación universal como reserva de valor, este aumento en el valor se puede explicar desde:

  • Incertidumbre Económica y Geopolítica: El resurgimiento de políticas arancelarias proteccionistas de parte de Estados Unidos, junto con conflictos geopolíticos activos, han impulsado a los inversionistas a buscar seguridad. Las expectativas de que los bancos centrales se verán obligados a bajar los tipos de interés para combatir una recesión.
  • Demanda de los Bancos Centrales: Un pilar fundamental del precio del oro ha sido la compra masiva y sostenida por parte de los bancos centrales de todo el mundo, especialmente de economías emergentes. Este comportamiento indica un movimiento estratégico para diversificar las reservas fuera del dólar estadounidense y otros activos fiduciarios, lo que proporciona un suelo sólido para el precio del metal.  
  • Demanda de Inversión: La demanda de los inversionistas occidentales, tanto a través de ETFs como de oro físico, ha aumentado considerablemente, lo que indica que el temor a la inestabilidad no se limita a los actores estatales.  

Actualmente, se observa una correlación positiva creciente entre el precio del oro y el índice bursátil S&P 500, que alcanzó su máximo valor histórico recientemente. Tradicionalmente, estos activos se mueven en direcciones opuestas. Que ambos estén subiendo al mismo tiempo es una señal de que el régimen de mercado ha cambiado fundamentalmente. Un repunte simultáneo en el principal activo especulativo de “riesgo” y en el activo refugio de “seguridad” definitivo sugiere que el problema no reside en la percepción de riesgo de los activos individuales, sino en una crisis de confianza. La lógica dicta que, si tanto los activos de riesgo como los de seguridad suben a máximos históricos al mismo tiempo, una parte significativa del capital global no está simplemente rotando entre riesgo y seguridad, sino que está huyendo del sistema monetario tradicional.

A finales de 2023, la deuda mundial total (que cubre la de los gobiernos, las empresas y los hogares) alcanzó la cifra récord de 307 billones de dólares. Proyecciones más recientes del Fondo Monetario Internacional (FMI) advierten que, de continuar las tendencias actuales, la relación entre la deuda pública mundial y el PIB podría alcanzar el 100,0% a finales de la presente década. Esta acumulación masiva no es un fenómeno reciente, si no la culminación de un “superciclo” que se aceleró drásticamente tras la crisis financiera de 2008 y la pandemia de COVID-19.  

La teoría económica y la evidencia empírica sugieren que, a partir de ciertos umbrales (aproximadamente el 85,0% del PIB para las economías desarrolladas y el 50,0% para las emergentes), la deuda pública comienza a tener un efecto negativo en el crecimiento. Esto ocurre porque el servicio de la deuda absorbe recursos que podrían destinarse a la inversión productiva, limita la capacidad de los gobiernos para implementar reformas o responder a futuras crisis, y a menudo requiere medidas de austeridad impopulares que deprimen la demanda agregada.  

Para las naciones en desarrollo, la situación es aún más grave, creando una “trampa de deuda”. Los altos costos del servicio de la deuda, frecuentemente denominados en divisas extranjeras como el dólar, obligan a estos países a desviar fondos de partidas esenciales como la sanidad y la educación. En 2023, se preveía que los países de bajos ingresos gastarían en promedio el 20,0% de sus ingresos solo en pagar intereses. Esto los fuerza a endeudarse más simplemente para mantenerse a flote, a menudo a tipos de interés prohibitivos, perpetuando un círculo vicioso de empobrecimiento y dependencia.  

Una deuda pública masiva hace que las finanzas de un país sean extremadamente sensibles a las subidas de los tipos de interés. Esto ubica a los bancos centrales en una disyuntiva: si suben los tipos para combatir la inflación, corren el riesgo de desencadenar una crisis de deuda soberana y una recesión profunda; si mantienen los tipos bajos para garantizar la solvencia fiscal, corren el riesgo de que la inflación se descontrole. Esta camisa de fuerza política es una de las características más peligrosas del entorno actual, ya que anula las herramientas anticíclicas tradicionales.

Accede a la inteligencia de tu sector. 

Si quieres enfrentar los cambios del mercado de manera asertiva, suscríbete a ODA, y conoce todos los datos de tu sector.

Compra el informe completo del sector de tu interés

Artículos del sector

VER TODOS LOS ARTÍCULOS DEL SECTOR

Carrito de la compra

12

Subtotal: $ 38.453.000

Ver carritoFinalizar compra

Search

Sectorial 2022 – Prohibida su reproducción total o parcial

Resumen de privacidad

Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.