El Café es una de las materias primas más comercializadas mundialmente y ha representado una parte importante de las exportaciones de Colombia y América Latina. Según la Organización Internacional del Café, más del 80% de la producción es destinada al comercio exterior. Si bien el café colombiano se posiciona entre los mejores del mundo debido a la calidad y al sabor característico que lo hacen un producto atractivo, los agricultores nacionales no son quienes fijan el precio de su producción.
El precio del café está fuertemente influenciado por varios factores, entre ellos los climáticos, de producción, la cotización del dólar y la especulación en la bolsa. Los productores no participan en su determinación, sino que son tomadores de precios, debido a que este se negocia en la Bolsa de Nueva York. (Tips de Bolsa: Joel Greenblatt y su Fórmula Mágica para la Compra de Acciones)
Según información suministrada por la Federación Nacional de Cafeteros, la forma como se define el precio en la bolsa es la siguiente: los inversionistas (especuladores) adquieren unas obligaciones de compra y venta de café mediante unos contratos que tienen una fecha de vencimiento. Bajo estos contratos se pactan los precios para meses futuros y, antes de que llegue la fecha, los especuladores negocian los contratos de nuevo. Lo que se negocia no es el producto, sino su precio futuro, teniendo en cuenta el calendario de cosecha de cada país y los inventarios de café que se tiene en las diferentes naciones. (¿Qué Tanto Riesgo Presentan los Derivados más Complejos del Mercado?)
Esta manera de establecer el precio se instauró desde que se rompió el Pacto Cafetero en 1989, el cual aseguraba una oferta regulada y precios sin mayores sobresaltos que permitían la participación en el mercado de todos los países exportadores suscritos al acuerdo. Tras la ruptura, los precios se determinan por el libre mercado, con el problema de que no hay forma de regular la especulación en los precios, puesto que la Bolsa de Nueva York es un mercado libre y por tanto no se puede restringir.
Estos factores han incidido tanto en el precio interno, como en la productividad y rentabilidad de los caficultores. El café pasó de ser la principal fuente de ingresos del gobierno, a ser apenas un componente del PIB; sin embargo, las regiones siguen dependiendo fuertemente de este cultivo, ya que cerca de 540 mil familias colombianas viven de su producción.
En una carta dirigida a Jean Claude Juncker, presidente de la comisión europea, los productores se refirieron a la crisis actual de los precios, afirmando que “los que terminan perjudicados, con esos juegos de especulación financiera, son los productores de naciones como la nuestra y consumidores de naciones como las de ustedes. Los precios bajan al productor del grano, pero no bajan al consumidor final”.
Además, los últimos años han sido difíciles para los caficultores debido a los fenómenos climáticos y a los bajos precios en el mercado mundial. Carlos Arturo López, vocero de dignidad cafetera del departamento del Quindío, manifiesta que desde hace más de cinco años se están viendo afectados por estas condiciones y la actividad está dejando de ser rentable, puesto que el área sembrada cada vez se reduce dados los altos costos de producción.
Por su parte, el presidente de la Federación Nacional de Cafeteros, Roberto Vélez, manifestó preocupación frente al tema, ya que la rentabilidad cafetera se ve afectada además por la fluctuación en la cotización del dólar, la cual repercute directamente en el precio interno del grano. Esta situación afecta tanto a Colombia como a los demás países productores de café. Según afirma Óscar Gutiérrez, vocero de Dignidad Agropecuaria, “la crisis la padecen más de 25 millones de familias en el mundo que viven del café”. (¿Cómo Cubrirse Ante un Dólar Alto? Mercado de Derivados una Buena Opción)
Los productores y la Federación Nacional de Cafeteros (Federacafé) afirman que sin la ayuda del gobierno es difícil salir de la crisis en la que se encuentran y se hace necesario conformar un fondo de estabilización de precios que les permita seguir compitiendo en el mercado internacional, pues, en los últimos días, los ingresos han disminuido drásticamente hasta el punto de que no reciben siquiera lo que les cuesta producir la carga.
