Son pocos los casos que se conocen donde se enfrenten entidades públicas y compañías creadoras de aplicaciones web o software. Más escaso aún, que la disputa sea por el logo que define a ambas.
Actualmente, es común que las personas que disponen de un teléfono inteligente, entre sus diferentes aplicaciones cuenten con Shazam, la aplicación para celulares que permite identificar el nombre y el autor de cualquier canción. Lo que para muchos ha pasado desapercibido es la similitud que posee su logo con la imagen que ha caracterizado durante los últimos 24 años a una importante entidad pública colombiana: La Superintendencia de Sociedades.
En el 2013, el grupo empresarial comandado por el multimillonario Carlos Slim adquirió el 10.8% de la compañía británica Shazam. Fue allí donde se conoció la coincidencia que poseía el logo de la compañía fundada en 1999 con la entidad colombiana. Superintendencia de Sociedades, al ver que la única diferencia entre las imágenes era el color del fondo, proyectaba interponer una denuncia internacional ante la Organización Mundial de Propiedad Intelectual (OMPI) a la empresa creadora de tan exitosa aplicación. Dicha intención de demanda fue descartada a principios de agosto para evitar un pleito internacional que probablemente se resolvería en años. Dicha entidad pública prefirió cambiar de logo, creando una nueva imagen junto a un novedoso portal de información empresarial para así incluir a toda compañía que le reporte sus estados financieros.
Aunque el cambio puede ser beneficioso para la Superintendencia de Sociedades, era posible lograr un acuerdo de coexistencia de marcas, donde ambas partes reconocieran el derecho de la otra sobre su marca respectiva y aceptaban los términos en los cuales coexistirían en el mercado. Esta alternativa generaría gastos y posiblemente un largo lapso de tiempo. Por ello, se puede considerar la decisión tomada por la entidad pública como inteligente y eficaz. Por su parte, la compañía creadora de la aplicación no se refirió a la situación.
Caso similar se presenta entre la Contraloría General de Medellín y el logo característico del Nintendo GameCube. Contraría a la situación de las Supersociedades, la imagen que acompaña a la consola predecesora de la Wii fue establecida en el año 2001, tiempo antes que la entidad pública municipal lanzara la suya, respecto a la situación, ninguno de los dos protagonistas ha interpuesto una demanda u ofrecido alguna aclaración sobre el tema.
Son estos particulares casos, en ocasiones cómicos, señal para que tanto las empresas como las entidades públicas colombianas revisen las posibilidades de estar incurriendo en alguna falla respecto a propiedad intelectual y evitar así futuros problemas legales o poder sacar provecho en caso de ser afectados.
