- El colombiano, Luis José Rueda Aparicio; el brasileño Odilo Pedro Scherer; y el argentino, Leonardo Sandri; figuran en la lista de los “papabili”.
- La eventual elección del húngaro Peter Erdo o el italiano Angelo De Donatis, llevaría a la iglesia alrededor del mundo a una postura más tradicional.
La reciente muerte del Papa Francisco ha marcado un punto de inflexión en la Iglesia católica y ha abierto el camino a una nueva elección que podría tener repercusiones para Colombia. Con el inicio del cónclave, los ojos del mundo católico se enfocan en Roma, y entre las especulaciones, surge la posibilidad de que un colombiano se convierta en el nuevo Papa . Este escenario, además de ser histórico, tendría profundos efectos espirituales, culturales y económicos para el país sudamericano.
Uno de los nombres que ha tomado fuerza en los medios internacionales es el del cardenal colombiano Luis José Rueda Aparicio. Actual arzobispo de Bogotá y presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia, Rueda Aparicio es considerado una figura moderada y pastoral, cercana a las preocupaciones sociales y comprometida con la paz. Su elección representaría un reconocimiento al catolicismo latinoamericano y podría fortalecer la presencia de Colombia en la agenda vaticana.
Diversos medios y expertos destacan que Rueda no es el único latinoamericano con posibilidades. Figuras como el brasileño Odilo Pedro Scherer o el argentino Leonardo Sandri también están en la lista de los “papabili”. Sin embargo, la posibilidad de que el próximo Papa provenga de América Latina, sería de gran simbolismo para una región que representa cerca del 40,0% de los católicos del mundo.
La elección de un Papa con vínculos directos con Colombia podría tener impactos tangibles en varios frentes. En el plano espiritual y cultural, fortalecería el rol de la Iglesia como actor relevante en la reconciliación nacional, proceso que ya fue impulsado por la visita del papa Francisco en 2017. Durante su recorrido por Bogotá, Medellín, Villavicencio y Cartagena, Francisco envió un mensaje claro de paz y unidad que resonó profundamente en la sociedad colombiana.
Esa visita tuvo, además, un fuerte impacto económico. Según Semana, generó ingresos por más de 280.000 millones de pesos, dinamizando sectores como el turismo, la hotelería, el comercio y los servicios religiosos. Se estima que solo en Bogotá, la visita atrajo a más de 700.000 personas. Una nueva visita papal, podría superar esas cifras y consolidar a Colombia como un destino de peregrinación y turismo religioso.
Además, desde una perspectiva diplomática y cultural, el Papa es una figura que podría facilitar un mayor acercamiento entre el Vaticano y América Latina, contribuyendo al fortalecimiento de las relaciones multilaterales en temas como el medioambiente, los derechos humanos, la migración y la lucha contra la pobreza. La Iglesia, bajo ese liderazgo, podría servir como puente entre Europa y el sur global.
Sin embargo, también existen tensiones dentro del cónclave que podrían inclinar la balanza hacia candidatos más conservadores, como el húngaro Peter Erdo o el italiano Angelo De Donatis. Lo que podría significar un giro hacia posturas más tradicionales, alejadas del tono pastoral y social impulsado por Francisco. En este escenario, el papel de Colombia seguiría siendo relevante, pero probablemente con menos protagonismo.
En cualquier caso, la elección del nuevo Papa tendrá un eco importante en Colombia. Ya sea por la posibilidad histórica de tener un pontífice propio o por el legado que deja Francisco, el país se encuentra en una posición de observador activo y esperanzado. La relación entre la Iglesia católica y Colombia se ha fortalecido en la última década, y el próximo pontífice tendrá en sus manos la oportunidad de seguir construyendo puentes hacia una sociedad más justa, reconciliada y espiritual.
El humo blanco no solo anunciará un nuevo líder para los católicos del mundo, sino también abrirá un nuevo capítulo en la historia religiosa y cultural de Colombia. La esperanza está en que, cualquiera que sea el elegido, se mantenga el espíritu de cercanía, paz y compromiso social que tanto necesita la región.
