Las tierras raras son 17 elementos de la tabla periódica, en los que se encuentran los lantánidos como el cerio, el samario, el holmio y el europio. Se llaman así debido a que anteriormente se creía que eran difíciles de encontrar, pero, en realidad, estos elementos abundan en la tierra. Sin embargo, su extracción es complicada, ya que, generalmente, estos se encuentran en minas que, a su vez, poseen metales pesados, haciendo que la separación entre estos dos tipos de compuestos sea más costosa y tenga un grado de dificultad superior. Estos componentes químicos, son especialmente reconocidos por su gran capacidad magnética y conductora, que es fundamental en la elaboración de armamento y dispositivos médicos o tecnológicos.
Con el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, se ha hecho más intensivo el uso de estas materias primas en la creación de herramientas o dispositivos que estén en línea con las energías renovables, la transición energética y otras tecnologías verdes, ya que muchos territorios dependían del suministro energético por parte de Rusia. En este sentido, las tierras raras son componentes fundamentales en la elaboración de aerogeneradores de energía eólica y otras tecnologías que contribuyen al suministro de energía, lo que también ha causado el incremento en la demanda de estos insumos.
Además, la importancia geopolítica de estos elementos radica en que, en la actualidad, China ejerce una hegemonía del 80% sobre el mercado mundial de estos componentes, ya que es un territorio abundante en este recurso y ha desarrollado una gran capacidad de extracción y producción de los mismos, la cual está respaldada en una laxa regulación medioambiental y laboral, lo que ha permitido la creación de economías de escala en este segmento.
En la siguiente gráfica, se evidencian los territorios con la mayor capacidad productiva de los minerales que componen las tierras raras a nivel global. Países como Brasil, Vietnam y Rusia han venido aumentando su capacidad de producción en los últimos años debido a nuevas exploraciones de yacimientos. Sin embargo, estas naciones no cuentan con las capacidades de transformación de China, ya que de hacerlo ellos mismos, les representaría un gran incremento en los costos de producción.
Tomado de Servicio Geológico de los Estados Unidos.
En la actualidad, las tierras raras son un factor de producción que podría fácilmente desestabilizar las relaciones diplomáticas entre los países, ya que se convirtió en un insumo de alto valor comercial y de gran necesidad. De hecho, estos elementos representan otro aspecto que acentúa la tensión comercial y política entre dos grandes superpotencias como lo son Estados Unidos y China. Donde ambos se han estado disputando el control sobre este mercado desde el siglo pasado.
En los años 90, China pudo por fin ser el líder en producción de tierras raras debido a que, en el país americano, se necesitaba de muchos permisos ambientales para llevar a cabo la extracción minera, por lo que los dueños de la principal mina de tierras raras norteamericana, desistieron de esta actividad productiva.
Para 2017, China produjo el 80% de los metales pertenecientes a las tierras raras del mundo. Por su parte, las exportaciones chinas de estos compuestos hacia Estados Unidos representaron el 78% del total de ventas internacionales de este tipo de compuestos, así las cosas, el país norteamericano registró unas importaciones por 17.000 toneladas de compuestos de tierras raras. A pesar de las buenas cifras de producción que evidenció este sector, las reservas de tierras raras de la República Popular de China presentaron una drástica reducción en el 2016, cuando pasaron del 70% al 37% de las reservas globales, como consecuencia de la regulación en contra de la minería ilegal que se dio en el país asiático.
El poder de mercado que tiene China no es exclusivamente sobre la producción de tierras raras, también sobre su suministro a nivel global, pues, esta ha regulado los pasos de procesamiento que extraen los elementos de la roca en la que se encuentran. Este poder ha sido utilizado estratégicamente para ejercer presión sobre otros países tanto en temas políticos como económicos.
Para evitar represalias, otras potencias del mundo, sobre todo las de la Unión Europea y Estados Unidos, han dirigido gran cantidad de recursos en la exploración y producción en países como Brasil, Canadá, Sudáfrica, Kazajstán y Venezuela, de manera que, puedan cortar su dependencia de exportaciones de tierras raras chinas. Esta dinámica tiene el potencial de cambiar profundamente el funcionamiento del mercado, pues, si bien China seguirá liderando la oferta de este tipo de componentes, la competencia de los nuevos países productores puede contribuir a moderar el poder de fijación de precios de China.
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